2012: el año de los recortes

Con la llegada del frío diciembre, sumidos en la niebla del puente foral –que despista pero no ciega-, comienza a vislumbrarse el final de este fatídico 2012. Fatídico no porque las tragedias naturales o los ciclos vitales hayan sido especialmente desfavorables en nuestra tierra, ni porque, como decían en la aldea de Asterix “el cielo haya caído sobre nuestras cabezas”, no, la razón es bien distinta, en realidad la razón es la sinrazón, la entrega política y económica de Navarra al poder del capital. Y es que Navarra bien podría ser, en este 2012, el prototipo de lugar donde la gobernanza se torna sumisión e incapacidad, prototipo de región sin ideas, de claudicación y renuncia pensamiento político propio, porque los actuales gobernantes lo único que han hecho es desfondarse por cumplir las órdenes de los lobby-es del dinero, de los “amasafortunas” sin corazón que controlan el mercado y marcan las directrices políticas desde sus despachos. Son ellos los que de una u otra forma, por una u otra vía, han decidido que Navarra debe dejar de progresar y que se acabó repartir, incluso las migajas que nos venían dando.

Los que durante años se dedicaron a vaciar las arcas públicas para enriquecerse mediante contratos de construcciones faraónicas e innecesarias, ellos y sus amigos del poder político han visto que se les acababa el chollo, que ya lo han fundido todo y tienen que volver a llenar las arcar para que vuelva a fluir el crédito. ¿Cómo lo van a hacer? Sencillamente dejando de dar servicios públicos a la ciudadanía y, en consecuencia, gastándose el dinero público recaudado de los impuestos en pagar las deudas que ellos mismos contrajeron con los bancos. A eso se ha dedicado el dinero de nuestros impuestos en 2012, y por eso se están recortando los servicios públicos de todo tipo, empezando por los más básicos. Sin pudor.
Pena de Navarra! Con lo que fue y nos la están dejando hecha unos zorros, y aún tienen el cinismo de decir que son sus defensores.
Efectivamente 2012 ha sido un año catastrófico para las clases bajas y medias en Navarra, para los económicamente más desfavorecidos. La palabra más usada y más denostada ha sido “recorte”. Yolanda “manostijeras” no ha dejado títere con cabeza. En lo que se refiere a Berriozar, el Gobierno de Navarra a castigado a Berriozar, como a tantos ayuntamientos, en los ámbitos más fundamentales de la estructura social:

1-      En sanidad:  el año comenzó con el cierre del centro Laira. 2012 pasa a la historia por ser el año en el que los recortes del Gobierno de Navarra obligaron a las vecinas de Berriozar a desplazarse a centros de fuera para recibir atención. Una atención que no ha mejorado en absoluto respecto a la que se ofrecía en Laira. Nos hablaron entonces de “restructuración de servicios sanitarios”, querían decir “recorte”.

2-      En educación: a parte de los recortes en personal, en mantenimiento de los centros, en medios didácticos… que han conmovido toda Navarra, en Berriozar hay que añadir la supresión del transporte escolar. La estampa de niños de muy corta edad, acompañados de sus madres, haciendo frente a las inclemencias del tiempo y a los atascos mañaneros es ya habitual. Desde la consejería de Educación nos vienen con la cantinela de que “era un exceso”, que “no nos correspondía”, en realidad es un “recorte” más y, de paso, un castigo a Berriozar, pueblo al que desprecian con todas sus fuerzas.

3-      La financiación municipal: el ayuntamiento de Berriozar ha dejado de recibir en 2012 más de doscientos mil euros con respecto a 2011 en subvenciones del Gobierno de Navarra para financiar sus actividades. Aquí hay que sumar programas de empleo, financiación de la escuela de Música, de la Escuela Infantil, de actividades culturales, deportivas, de juventud…

El panorama es desolador. Sólo la confianza en que este Gobierno del “recorte” está sentenciado y que, más pronto o más tarde caerá, sirve para abrir expectativas esperanzadoras. Mientras tanto Berriozar seguirá adelante, esta pequeña aldea continuará haciendo frente a los desmanes del Gobierno y no claudicará. Como en el popular juego de niños, a las tijeras se les gana con la piedra y en Berriozar somos duros como el granito.