a José Luis Campo, exalcalde de Berriozar, in memorian
Corría el año 2007, finales de junio, y una nueva corporación acababa de tomar las riendas del Ayuntamiento de Berriozar: nuevo alcalde, nuevos concejales… mucha ilusión, poca experiencia. Se compensaba con la veteranía de un colaborador de probada excelencia: José Luis, exalcalde sabio siempre dispuesto a enseñar.
A efectos económicos la burbuja inmobiliaria se encontraba en pleno apogeo y todavía nadie hablaba de crisis. Uno de los expedientes que se encontró en trámite esa nueva corporación fue el cambio de calificación de suelo de la actual zona comercial de Artiberri. Se trataba de un espacio diseñado en principio para comercio, pensando, entre otras opciones, en el traslado de un conocido concesionario de coches del centro de Berriozar que quería cambiar su sede a un lugar más amplio y de mejor acceso. El caso es que los propietarios del concesionario decidieron no llevar a cabo su idea y vendieron el terreno a una empresa constructora y promotora de vivienda también muy conocida en Navarra. Dicha empresa había solicitado a los ayuntamientos de Berriozar y Berrioplano (el solar abarca término de los dos municipios) el cambio de calificación de suelo comercial a vivienda. Aunque habían pagado un alto precio por el terreno el cambio de calificación ampliaba sustancialmente su perspectiva de obtener dividendos con la futura venta de pisos.
El Ayuntamiento saliente había dejado el expediente en ciernes, sin cerrarlo definitivamente; faltaba resolver una alegación presentada por un particular. Fue entonces cuando el nuevo gobierno decidió que aquello no podía ser. Primero porque en Berriozar estaba ya prevista una urbanización, Artiberri II, que supondría la construcción de más de 1000 nuevas viviendas, segundo, porque una zona comercial traería actividad económica y, tercero, porque permitir el enriquecimiento a base de la pura especulación sobre el valor del suelo es –aparte de injusto e inmoral- causa de crisis económica, como demuestra la situación actual. El caso es que se consiguió parar el cambio. Un pleno extraordinario celebrado en el mes de julio puso fin a la tramitación del expediente. Después de Berriozar, el ayuntamiento de Berrioplano hizo lo mismo.
No fue fácil para el nóbel e inexperto equipo municipal enfrentarse a ese primer reto y a toda la maquinaria de poder que le rodeaba; y poco habrían llegado a hacer los corporativos sin la ayuda del exalcalde sabio, que con su profundo conocimiento del urbanismo municipal y sus leyes reguladoras supervisó el procedimiento para paralizar el expediente.
Hace unos días (triste casualidad) celebramos el primer aniversario del fallecimiento de José Luis y una semana más tarde se inauguró en esa zona de Artiberri una conocida tienda de bricolaje, con asistencia masiva de público. Vaya por delante que el consumismo masificado no es nuestra opción económica y que, en la medida de nuestras posibilidades, buscamos otros caminos. Pero hoy día todo el mundo reconoce que si se hubiera llevado a efecto el cambio de calificación los pisos previstos nunca se habrían llegado a hacer debido a la crisis; tampoco habría zona comercial, ni podríamos hablar de ninguna inauguración. Lo más curioso es que ahora todo el mundo denuncia la burbuja inmobiliaria como una de las causas de la crisis, lo mismo que la economía de la especulación y la cultura del “pelotazo”. Lo denuncian incluso los que en 2007 querían materializarlo a toda costa.
A veces, con el paso tiempo, nos vamos dando cuenta de lo importante que es “hacer política”, es decir, pensar ideológicamente las decisiones concretas y no dejarse llevar por la visión dominante a corto plazo. La importancia que tiene que las decisiones se tomen con perspectiva de izquierda y análisis social, más allá del beneficio económico parcial e inmediato. También hay que poner en valor la valentía en la toma de decisiones políticas, aunque suponga enfrentarse a todo un sistema de control legal y de presión mediática diseñado para el sometimiento. Hoy el equipo de gobierno de Berriozar, que sigue siendo el mismo que hace cinco años, está satisfecho por lo que hizo entonces. Incluso los que otrora se opusieron rotundamente hoy se reivindican coautores de la obra. Que lo disfruten también ellos, no nos importa. Pero sirvan estas líneas para reconocer a José Luis Campo como alcalde y municipalista sabio, y hacerlo no con meras alabanzas, que al final siempre se olvidan, sino con el testimonio de sus hechos, que permanece.
Xabier Lasa
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