Algo más de dos meses. Ese es el tiempo que han tardado en destrozar la pñaca con la lista de los presos muertos en el Fuerte San Cristóbal y que están enterrados en el cementerio de Artika. De poco ha servido que la decisión de colocarla fuera tomada por el Concejo de Artika de forma unánime; seguramente porque los que han hecho el chandrío no están muy acostumbrados a hacer caso a lo que dice el pueblo. Probablemente crean que el único poder legítimo es el suyo y, como han escrito, que así es porque "Cristo Rey" se lo ha dado sólo a ellos.
Por desgracia estas actuaciones de tinte fascista están aumentando últimamente, sobre todo ante los actos de recuerdo a las vícitmas del franquismo. ¿Estamos ante el síntoma de un resurgir del fascismo también en Navarra? Si este tipo de conductas arraigan no cabe duda de que podemos estar ante el despertar del nacismo o de la extrema derecha que ya se está dando en otros lugares de Europa.
Ante esta situación resulta cuando menos sorprendente la pasividad de las instituciones forales y estatales. El de Artika es el último capítulo, pero en enero hubo pintadas en el monolito de Amaiur, en mayo en Artesiaga... salvo la de los Ayuntamientos, no se ha oído ninguna otra voz institucional para anunciar que se investigarán los hechos o que se condenan los mismos.
¿Y en Berriozar?
Esa es la pregunta que nos viene automáticamente a la cabeza. Artika fue el primer pueblo en colocar las placas de homenaje a los muertos del Fuerte, Berriozar el segundo. La sospecha de que también seamos el segundo pueblo en el que las placas sean atacadas está más que justificada. De todas formas estaremos atentos y haremos lo que esté en nuestra mano para que eso no suceda.
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