EL SUR SIEMPRE PIERDE

Txomin Garmendia

Tengo la oportunidad, de copiar este artículo escrito por un viejo y siempre amigo Iosu Perales de la Fundación MUNDU BAT, aparecido recientemente en un diario vascongado, y que muestra a mi entender las tareas y proyectos, las preocupaciones y quebraderos de cabeza que siguen manteniendo algunas ONGs, volcadas en ayudar a encauzar a nivel mundial, las respuestas a los grandes déficits y desafíos permanentes de la humanidad, el hambre y la pobreza de millones de personas. En consideración a su labor encomiable.

En septiembre tendrá lugar en Nueva York la cumbre convocada por Naciones Unidas para la revisión de los ocho Objetivos del Milenio (ODM), que es el mayor compromiso mundial para reducir a la mitad la pobreza extrema en 2015. Han pasado ya diez años desde que 189 gobiernos, en el marco de Naciones Unidas, proclamaron un pacto sin precedentes que, a cinco años de que expire el plazo, puede decirse que ha fracasado. La prueba irrefutable la da el hecho de que si en el año 2000 había 800 millones de personas en situación de hambre, actualmente la cifra se sitúa por primera vez en la historia por encima de los mil millones, conformando un tsunami silencioso.
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