Domingo Garmendia, Txomin, es un hombre hecho persona en el viejo movimiento obrero, en lo social y traspasado a la política municipal manteniéndose en lo social, la única forma de que la política no se convierta en el arte de gobernar para seguir gobernando.
Militante de la OIC, desde el activismo a tope en los años rugientes en los que creíamos posible comernos el mundo que nos comió a nosotros; extremo vanguardismo y voluntarismo, pero no dichos sino puestos en acto, lo cual siempre salva del mesianismo y de la mentira.
Aborda la democracia inicial, todavía viva y sin definir, juntado al EMK, fundando AMO, siempre procurando extraerle lo que de democracia real tenía, buscándole el hueco a la participación y a la aspiración social, tratando siempre en vano de cerrárselo a la democracia poder y exclusión. De AMO a Batzarre, buscando siempre mantener un espacio condenado a cerrarse, apostando por jugar siempre el mismo juego en terrenos cada vez más hostiles.
José Luis de Alcalde y Txomin de todo lo que toque, constituyendo un sólido bloque, recorren una larga trayectoria en los Concejos y Ayuntamientos de Berriozar. De izquierdista utópico a gestor, aceptando un protagonismo que ni busca ni quiere, cumpliendo los papeles que le caen como un mandato: Hacienda y Personal, ¡ casi nada!, concejalía dura que sobrelleva con rigor de un Solbes y con la inquietud permanente de la aspiración a la justicia. Mantiene también relaciones con otros grupos, las escabrosas, las que requieren marcar dolorosas diferencias aunque el otro las convierta en enfrentamiento.
Retirados ambos y con Batzarre a la baja, surge NABAI y vuelve a dar el paso. Porque hay que hacerlo. Porque hay que transmitir el testigo, aunque no lo haga a herederos genuinos. Vuelve a Hacienda y Personal, y de propina Juventud. Todo sin problemas. Otra vez las tensas relaciones con los amigos cada vez más difíciles y de los que se siente más en las antípodas.
Hay en la trayectoria de Txomin características muy destacables:
· Una evolución para desdecirse en todo aquello en lo que honradamente va descartando. Es la valentía para reconocer los errores propios del que no juega a defender intereses, de quien nada tiene que perder y apuesta por la libertad, que le mantiene siempre vivo y dispuesto a reempezar.
· Tiene un desarrolladísimo olfato político, y capacidad de situarse y conocer el terreno y las circunstancias en que se desenvuelve para saber sacar el máximo de ellas sin pedirles imposibles. Siempre pensando en el paso siguiente, renuncia a lo que le gustaría para que su aspiración no se aleje. Esa aspiración, condenada a la necesidad de adaptarse, se mantiene intacta, como él mismo se adapta sin renuncias.
· Toma la vida como un mandato, juega el papel que le viene dado, el que la realidad le impone, y lo hace a tanta distancia del ánimo de protagonismo como de la tentación del escapismo. Su cálculo sólo se refiere a la aspiración, nunca el interés propio entra en juego, se mantiene generoso, siempre dando, siempre dándose.
· En un mundo del que va apoderándose la tendencia a la comodidad y a la cobardía, Txomin nunca ha rehuido el enfrentamiento, pagando en numerosos sinsabores el precio a su claridad política y a su honestidad. Ha ejercido ese necesario enfrentamiento sin inquina, sin hostilidad, conservándose bueno y haciendo bueno al contrario.
Es, además, artista escultor y jugador de mus. Seguramente ambas aficiones le han ayudado a mantener la vida como apuesta y a buscar los trazos límite, los únicos en los que puede discurrir una vida viva sin quedar atrapada en los vacíos de lo uno o de su contrario, sin dejarse caer en la mentira de cualquier certeza que brinde seguridad. Es un modelo del vivir en la increencia, sin ápice de descreimiento cínico; de la no justificación de dejar de hacer todo lo posible, aún a sabiendas de que quizá nada valga para nada; de ser flexible sin doblegamiento ni infidelidades; de aceptar el necesario enfrentamiento, pero sin inquina; de vivir como si el vacío pudiera taladrarse y como si pudiera escaparse del sinsentido; de soportar la pesada carga de la sabiduría, manteniéndose en la juventud del volver a intentarlo.
Su entrega a la política al ciento por ciento, sin que ésta se despegue de lo social ni un cero por ciento, le hacen paradigma de una estirpe política amenazada de extinción. Un modelo de resistente, que hace más de 40 años recogió un testigo y ha dedicado su vida a mantenerlo y a transmitirlo, haciendo de su vida su mejor obra de arte.
Hoy recordamos a un tal Vélez que hace unas décadas apareció por el Zortziko.
Militante de la OIC, desde el activismo a tope en los años rugientes en los que creíamos posible comernos el mundo que nos comió a nosotros; extremo vanguardismo y voluntarismo, pero no dichos sino puestos en acto, lo cual siempre salva del mesianismo y de la mentira.
Aborda la democracia inicial, todavía viva y sin definir, juntado al EMK, fundando AMO, siempre procurando extraerle lo que de democracia real tenía, buscándole el hueco a la participación y a la aspiración social, tratando siempre en vano de cerrárselo a la democracia poder y exclusión. De AMO a Batzarre, buscando siempre mantener un espacio condenado a cerrarse, apostando por jugar siempre el mismo juego en terrenos cada vez más hostiles.
José Luis de Alcalde y Txomin de todo lo que toque, constituyendo un sólido bloque, recorren una larga trayectoria en los Concejos y Ayuntamientos de Berriozar. De izquierdista utópico a gestor, aceptando un protagonismo que ni busca ni quiere, cumpliendo los papeles que le caen como un mandato: Hacienda y Personal, ¡ casi nada!, concejalía dura que sobrelleva con rigor de un Solbes y con la inquietud permanente de la aspiración a la justicia. Mantiene también relaciones con otros grupos, las escabrosas, las que requieren marcar dolorosas diferencias aunque el otro las convierta en enfrentamiento.
Retirados ambos y con Batzarre a la baja, surge NABAI y vuelve a dar el paso. Porque hay que hacerlo. Porque hay que transmitir el testigo, aunque no lo haga a herederos genuinos. Vuelve a Hacienda y Personal, y de propina Juventud. Todo sin problemas. Otra vez las tensas relaciones con los amigos cada vez más difíciles y de los que se siente más en las antípodas.
Hay en la trayectoria de Txomin características muy destacables:
· Una evolución para desdecirse en todo aquello en lo que honradamente va descartando. Es la valentía para reconocer los errores propios del que no juega a defender intereses, de quien nada tiene que perder y apuesta por la libertad, que le mantiene siempre vivo y dispuesto a reempezar.
· Tiene un desarrolladísimo olfato político, y capacidad de situarse y conocer el terreno y las circunstancias en que se desenvuelve para saber sacar el máximo de ellas sin pedirles imposibles. Siempre pensando en el paso siguiente, renuncia a lo que le gustaría para que su aspiración no se aleje. Esa aspiración, condenada a la necesidad de adaptarse, se mantiene intacta, como él mismo se adapta sin renuncias.
· Toma la vida como un mandato, juega el papel que le viene dado, el que la realidad le impone, y lo hace a tanta distancia del ánimo de protagonismo como de la tentación del escapismo. Su cálculo sólo se refiere a la aspiración, nunca el interés propio entra en juego, se mantiene generoso, siempre dando, siempre dándose.
· En un mundo del que va apoderándose la tendencia a la comodidad y a la cobardía, Txomin nunca ha rehuido el enfrentamiento, pagando en numerosos sinsabores el precio a su claridad política y a su honestidad. Ha ejercido ese necesario enfrentamiento sin inquina, sin hostilidad, conservándose bueno y haciendo bueno al contrario.
Es, además, artista escultor y jugador de mus. Seguramente ambas aficiones le han ayudado a mantener la vida como apuesta y a buscar los trazos límite, los únicos en los que puede discurrir una vida viva sin quedar atrapada en los vacíos de lo uno o de su contrario, sin dejarse caer en la mentira de cualquier certeza que brinde seguridad. Es un modelo del vivir en la increencia, sin ápice de descreimiento cínico; de la no justificación de dejar de hacer todo lo posible, aún a sabiendas de que quizá nada valga para nada; de ser flexible sin doblegamiento ni infidelidades; de aceptar el necesario enfrentamiento, pero sin inquina; de vivir como si el vacío pudiera taladrarse y como si pudiera escaparse del sinsentido; de soportar la pesada carga de la sabiduría, manteniéndose en la juventud del volver a intentarlo.
Su entrega a la política al ciento por ciento, sin que ésta se despegue de lo social ni un cero por ciento, le hacen paradigma de una estirpe política amenazada de extinción. Un modelo de resistente, que hace más de 40 años recogió un testigo y ha dedicado su vida a mantenerlo y a transmitirlo, haciendo de su vida su mejor obra de arte.
Hoy recordamos a un tal Vélez que hace unas décadas apareció por el Zortziko.
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